Sobre la soledad.

“Dios ha dicho: Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.”

Algunos lectores tienen la suficiente edad como para recordar una canción muy popular interpretada por Burt Bacharach y los Posies:

Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor
Es la única cosa de la que hay muy poco
Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor
No solo para unos cuantos, pero para todos.

Hal David (el escritor de estas líneas) estaba en lo correcto. Pero tan maravilloso y tan necesario como puede ser el amor del ser humano, no es suficiente para satisfacer todas las necesidades del corazón.

Ravi Zacarias citó las palabras de D.H. Lawrence quien, escribiendo sobre su propia búsqueda de la felicidad dijo, “Queremos engañarnos a nosotros mismos de que el amor es la raíz del problema de nuestra soledad. Deseo decirles, que no lo es. El amor son solo las ramas. La raíz va más allá de amor. Una clase de aislamiento al desnudo. Aislado de forma que no me reúno o mezclo con los demás y nunca podré. Es verdad lo que digo. Hay algo más allá en mí el cual va más allá del amor, más allá del alcance de las estrellas. Así como algunas estrellas están más allá del alcance de nuestra visión, así, nuestra propia búsqueda va más allá del alcance del amor. Por lo menos, pienso que está en la raíz, yendo más allá del amor mismo.”

Lawrence también está en lo correcto sobre la “clase de aislamiento al desnudo” todos nosotros la hemos experimentado en lo más profundo de nuestro ser, es una soledad espiritual. La realidad es que fuimos creados no solo para tener relaciones con los demás, pero también con Dios. Sin embargo, porque nuestros pecados nos han separado y nos han aislado de Dios, nos hemos quedado con un gran vacío por dentro, un vacío espiritual. Como lo puso Agustino, “Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón estará insatisfecho hasta que descanse en ti.” Todas las religiones del mundo son la evidencia de la búsqueda sin fin del hombre para encontrar a Dios y para llenar este vacío.

Pero la religión no puede llenar este vacío. Solamente Dios puede llenar esta necesidad. Y porque él nos amó y desea estar conectado con cada uno de nosotros, él envió a su propio hijo libre de pecado - Jesús Cristo, a morir por nuestros pecados para salvarnos de nuestros predicamento. Así pues Jesús es el único camino para llegar a Dios. Cuando confesamos nuestro pecados y aceptamos a Jesús como nuestro salvador, nos volvemos a conectar con Dios llenando ese vacío espiritual interno y curando nuestra soledad espiritual.